jueves, 23 de mayo de 2013

Madrid

Y finalmente, desde Asturies, llegué a Madrid.

Me decían que era una ciudad cruel de gente arrogante; sin embargo; me enamoró desde la primera vez que la vi, no con un amor de mujer fatal, sino con un amor de ciudad abierta, donde nadie es de fuera, donde una caña te alegra la vida ya sea en verano o en invierno.

Machado puso melodía a su lucha como rompeolas de todas las Españas y hemos de ser nosotros los que pongamos el "será" en aquel verso olvidado porque necesitamos volver a recitarlo.

Han pasado ya varios años desde que pude sentir su abrazo en mi vida pero sigo pensando cada día al levantarme: ¡qué bien suena tu nombre, Madrid!