sábado, 31 de julio de 2021

Una tormenta de verano.

Se entrevé la cornisa vecina al fondo del patio de luces. Se rompe por los mismos destellos que toman al asalto las paredes de mi dormitorio. Todo se pinta de blanco por un instante, todo se deforma y se desploma. Por los rincones de la habitación retumba esta tormenta de verano que no deja de tropezar. Se cuelgan de las cortinas las despedidas desordenadas de la brisa fresca y de nuevo llega el silencio a esta madrugada de lunes.

En una noche de julio todo es intenso y breve, la huella de la lluvia por las terrazas, el estruendo por los portales, la tregua del calor y esas sonrisas fugaces que adornan los amores de verano. Esos que todos viven pero algunos aún recordamos.

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