viernes, 18 de octubre de 2013

GOL



Martina González Illera; hoy 18 de octubre de 2013, a las 09:45, cumples un año entre nosotros.

De entre las muchas cosas que has logrado en estos primeros 12 meses de tu vida, he de agradecerte sobre todo que hayas sido capaz de hacerme comprender la teoría de la relatividad de una vez por todas. Eso de conseguir que los días fuesen interminables -que no bastaran veinticuatro horas, dado el excesivo equipaje de tareas, carreras y sorpresas que has traído-, va de la mano del contradictorio hecho de que, de la suma de esos 365 días, se obtenga el año más fugaz de los casi cuarenta que ya luzco.

Tan sencillo como eso. Ni más, ni menos.

Podría contar, una vez más, cómo decidiste salir a escena quebrándome el aliento cuando, en uno de esos últimos arreones de tu madre, te asomaste para colgarte de un renglón en una amenazante tierra de nadie, a medio camino de aquí y de allá, como cuando un crío mete los dedos en el marco de la puerta y parece que se los vaya a pillar de un momento a otro.

Te hiciste de rogar un buen rato (mira que eres jodida) y las manecillas del reloj me apuñalaban el estómago, dejándome un poco más ojeroso y calvo a cada paso que daban.

También podría volver a recordar cómo se me olvidó quitar el sonido del móvil. En mitad del rito paritorio, tu muy paterno y avilesino abuelo contradice mis órdenes y me llama. Desde mi teléfono, los R.I.P empezaron a atronar, embistiendo las paredes de aquella especie de salón de bienvenida,  recitando aquello de "Nosotros somos la escoria y escoria os vamos a dar; nosotros sentimos odio y os vamos a  hacer odiar...."

 Fue glorioso, la verdad.





No recuerdo cuantas estrofas tardé en encontrar el dichoso aparato entre aquel ojiplático equipo médico, mientras corría como una gallina que huye de un perro colado en un corral. Y allí estabas tú, a punto de recibir el primer abrazo, asistiendo a la primera "performance" de tu padre.

Supongo que para cuando leas esto, mejor dicho, para cuando lo leas y de verdad lo entiendas, ya me conocerás lo suficiente como para ser indulgente y hasta reírte de una manera cómplice. Estoy seguro de ello.

Sea como fuere, estas líneas son egoístas al 100% hija mía; yo he venido aquí a hablar de mi libro.






Quiero recordarte que, en todos y cada uno de estos interminables días, nos has regalado multitud de berrinches sin sentido aparente; te has regido por el capricho y el impulso; has dejado una firma de babas allá donde ibas; has farfullado sin dientes y te has ofendido si no se te contestaba, pese a que no se te entendiese; te has hecho aguas mayores y menores forzando el cambio de pañal sin reparar ni en el reloj de la clase trabajadora ni en el estado físico de los que te rodean; nos has obsequiado con una variada gama de caídas dignas de la casa real; lloros y risas bipolares; continuos y extensos paseos en silla....


Podría seguir, pero no lo haré; tan sólo quiero que sepas que cuando se me tenga que pasear en silla; cuando me ría y llore sin sentido; cuando camine frágil y caiga habitualmente; cuando vista pañal; cuando no tenga dientes y no se me entienda al hablar; cuando sea todo caprichos y despiste; cuando pueda que no te reconozca, sé que como tú me tienes ahora, te tendré yo a ti; como un trapecista tiene a la red. Seguro.

Te quiero, Martina.





Y recuerda, ¡Aupa Aleti y Puxa Sporting!






16 comentarios:

  1. Muy grande Arca, realmente bueno... por cierto, hablando de Umbral, estoy leyendo "Mortal y rosa", en el que también se toca el tema de la paternidad, aunque desde un prisma doloroso (Umbral había perdido a su hijo de 5 o 6 años, por leucemia), pero deja párrafos, frases, e imágenes brutales sobre el asunto...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nunca he leído nada de Umbral, tan sólo alguna columna suya. la verdad que el libro que citas ahora mismo como que no me apetece...

      Eliminar
  2. Me hizo emocionar con cada una de sus palabras, recuerdo cuando vino a darnos clases con un brillo especial en los ojos y nos dijo que había sido papá, se le caía la baba, felicitaciones a Martina y a ustedes por tener una hija tan hermosa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un abrazo, señorita. Siga usted cuidando tan bien a su hijo ES-PA-ÑOL, y alimentando incluso aún mejor a su marido.

      Besos!

      Eliminar
  3. Hola crack!! Soy un mandingo cabrón que ha tenido el honor de compartir vestuario contigo en los Spufis. Me he emocionado mucho leyendo estas líneas. Bendita sea la vida en todas sus formas, pero tal como la describes... Aún es más bendita. Felicidades a la Martita y un abrazo enorme (Edú)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eres grande Edú Y no lo digo solo por el tamaño de tu hombría, que también.....

      "miradme a los ojos.....¡miradme a los ojos!"

      Eliminar
  4. Daniela, que no te engañe... lo del brillo en los ojos era porque había estado fumando crack...

    ResponderEliminar
  5. Precioso Arca¡¡¡ y Felicidades a los tres Martina Marisa y Arca¡
    Besos y mañana lo celebraremos juntos¡

    ResponderEliminar
  6. Es acojonante cómo escribes.Desde las entrañas.como toda la vida has sido

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Acabo de ver esto. Muchas gracias seas quien seas, de verdad. Desde las entrañas.

      Eliminar