jueves, 27 de junio de 2013

Colette

Las charlas más interesantes no suelen tener ni micro, ni atril, y van unidas a las barras de bar, indefectiblemente. De hecho,  barra y clientes, tienen vidas tan paralelas como su disposición alrededor de una bebida redentora. Por fuerza, un bar no deja de ser una pequeña, a veces oscura a veces deslumbrante, metáfora de la vida de todos y cada uno de nosotros.


En una de esas miles de confesiones, hace ya unos 8 años, una conocida afirmó que el problema de la música en general, y con las bandas de punk y sus discos en particular, es que hay muchas y demasiados. Vamos, que se edita un montón de mierda. Esa es , según ella, una de las causas de que cada vez más y más kilos  de música se agolpen en repisas con el triste destino de acumular polvo como condena casi segura.

Sinceramente, pese a que no me gustó oírlo, creo que llevaba parte de razón. Ha pasado el tiempo y ese argumento de "exceso de oferta" lo he venido escuchando en diversos círculos. El último en el mundo de los libros. "Hoy en día demasiada gente edita un libro". Ya no sé qué decir. No sé si asentir, discrepar o comprender, pero no compartir, ese razonamiento.


Más de una vez me he preguntado donde están las diferencias, si es que las hay, entre el futuro que les espera a la música y a la letra, editadas en formatos clásicos, en un mundo cada vez más digitalizado, que valora lo inmediato, liviano y poco voluminoso.

 ¿Será el triunfo del alma del contenido frente al mero placer físico de poder tocar lo material,es decir, el continente? ¿O es justo al contrario,  la muerte del espíritu que discurre entre hojas numeradas a manos de pantallas digitales de última generación?

No tengo ni puta idea pero, lo que son las cosas, hoy un compañero de trabajo -y  sin embargo amigo- me ha regalado un libro, escrito y autoeditado por su madre. Me lo ha traído desde Burgos, firmado y dedicado como el que firma y dedica un trozo de su vida.


Y me ha hecho un ilusión de la hostia.

 Sinceramente, creo que hoy en día demasiada gente piensa que se editan demasiados libros y que unas siluetas en una pantalla  son preferibles a que la tinta se seque sobre un papel que aún huele a nuevo.

Allá ellos. 

Gracias, Colette.


1 comentario:

  1. Es una cuestión de funcionalidad, al menos en mi caso. Tengo un ebook, y lo uso a diario porque es muy cómodo, pero sigo prefiriendo el tacto del papel de un libro. Exactamente lo mismo me pasa con la música, no hay comparación entre tener un vinilo (Led Zeppelin IV, por poner un ejemplo) en las manos que un mp3 mínimo, ni siquiera la forma de escuchar la música es la misma, pero el mp3 es mucho más cómodo.

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